A pesar de que un orientador educativo debe aconsejar
al alumno en su desarrollo personal y profesional, o incluso a los profesores
cuando tengan alguna duda sobre cómo deben actuar en el aula dependiendo de las
situaciones en las que se encuentren, hay centros en los que el papel del
orientador está un poco olvidado.
En mi instituto la orientadora únicamente se
encargaba de pasarnos una serie de cuestionarios al finalizar 2º de bachiller. Si
queríamos saber los resultados teníamos que ir a su despacho.
Los distintos valores de los que habla el
vídeo, o incluso las estrategias que debe emplear un orientador para promover
el buen clima en un centro, nunca he llegado a conocerlos en mi instituto
puesto que esa labor educativa del orientador siempre ha sido desconocida para mí
y pienso que esto se debe a la manera de desempeñar su labor como orientadora.
Como bien dice el vídeo, la labor del orientador/a en un centro educativo es muy compleja. Pero yo al igual que mi compañera, coincido en que la orientadora de mi instituto, no apoyaba al estudiante en su desarrollo educativo, emocional o profesional durante su estancia en el centro, es decir, considero que sí lo hacía en momentos puntuales, como en el último curso de bachillerato, pero no llevaba a cabo este proceso de manera continua desde que el alumno ingresaba en el centro hasta su salida.
ResponderEliminarDada esta situación, a mi me gustaría añadir que desde mi punto de vista,su labor es realmente importante tanto para motivar y ayudar al profesorado como al alumnado, por ello, me gustaría que se tuviera más presente su papel en los centros y que toda la comunidad educativa se pudiera beneficiar de esta pieza tan significativa.
Estoy de acuerdo con mis compañeras en que la figura del orientador debería ser clave a la hora de guiar tanto al alumnado como al profesorado, ya que es el que tiene mayor formación piscopedagógica. Desgraciadamente, también comparto con mis compañera una mala experiencia en relación con la función del orientador. Pero, me gustaría decir a favor de los orientadores que la mayoría de ellos trabajan en condiciones difíciles. Por ejemplo, ellos son la única persona a cargo de la orientación para todo un centro (lo que pueden ser unas 300 personas) o incluso pueden pertenecer a un EOE (Equipo de orientación educativa) que son equipos especializados que se desplazan a centros de primaria, por lo que disponen de muchos más alumnos a los que atender, con el agravio de que la disparidad entre los casos aumente por tratarse de distintos centros.
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